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viernes, 21 de mayo de 2010

Capitulo 5, La ronda y La elección







Muy lejos de allí, unos ojos se abrieron después de permanecer cerrados durante mucho tiempo. Los labios también volvieron a la vida y susurraron.


-Ilargia… ¿Dónde estas amor mío?-



-Ilargia, tal vez deberías vestirte un poco mas formal, hay un evento importante dentro de unas horas.- le dijo Elizabet que estaba sentada en el tocador de su habitación.



-Yo creo que esta perfecta así.- Tomas le rodeaba con los brazos, los dos estaban detrás de Elizabet.



-Por supuesto que esta perfecta para ti, pero sabes lo exigentes que son con la etiqueta esas piedras viejas. Así que ponte este vestido.- le lanzo un vestido negro con cintas doradas, de estilo victoriano con corsé. Ilargia asintió mientras se fijaba en que Elizabet llevaba uno también de estilo victoriano pero con colores verdes, mientras que Tomas llevaba un traje de chaqueta.


Se volvió a dirigirse al baño, entro y cerró la puerta.



-¿Qué crees que pasara cuando la vean?- pregunto Elizabet.



-Es imposible de saber, su sola energía ya ha cambiado todo el castillo, no hay vampiro al que no le afecte, todos están mucho más felices, me atrevería a decir que mucho más completos incluso.- le respondió Tomas pensativo. -Me pregunto quien será…-



-O que será.- susurro Elizabet también pensativa.



-Solo hay una cosa a ciencia cierta…- comenzó a decir Tomas.



-No me hables de ciencia que sabes que no me gusta.- le corto ella. El siguió hablando sin inmutarse.



-… que tiene una fuerte energía buena para los seres de la noche.-



-¿Cómo la luna?- pregunto Elizabet medio en broma.



-Exactamente igual que la luna.- le respondió su hermano también medio en broma.



Entonces salio Ilargia del baño ya con el vestido puesto.



-Te queda precioso- le elogio Elizabet.- ahora solo hace falta peinarte.- se levanto y sentó a Ilargia en el tocador, eso fue el comienzo de una larga sesión de peluquería, que finalizo con Elizabet satisfecha, Tomas absorto en un libro e Ilargia con un hermoso peinado a juego con su vestido.



-Ya es hora de ir.- sentencio Tomas mientras tomaba la mano de Ilargia con la suya.



-¿A dónde vamos?- pregunto ella con una sonrisa dulce.



-A la elección- le respondió Elizabet, estaban todos a punto de salir de la habitación cuando llamaron a la puerta con firmeza.

-¿Quién será?- Ilargia con inocencia en los ojos observaba la puerta mientras hablaba.

- Lo mejor será abrir la puerta y mirar.- Elizabet se acerco y con un movimiento rápido abrió la puerta.

Al otro lado se encontraba un chico asustado vestido con ropas humildes, con los brazos sujetaba una bandeja llena de botellas… botellas de sangre.

Tomas sonrió- Había olvidado que hoy era día de ronda, querida Ilargia, ¿te importaría esperar en mi cuarto?- aunque fue formulada como pregunta era mas una orden, al parecer cuando se habla de sangre los vampiros no bromean.

Comenzó a empujar a Ilargia fuera de la habitación con ansia y la arrastro por el pasillo ya sin esperar a que ella misma andará, metiendo la en su habitación y cerrando la puerta con rapidez.

Ilargia se asusto y apoyada en la puerta intento escuchar lo que ocurría al otro lado.

Oyó como se abrían dos botellas, luego un grito ahogado de Elizabet y uno de terror del chico, después… simplemente el sonido de algo desgarrado y de succión.

Primero intento abrir la puerta, pero la había cerrado con llave, desde el otro lado Elizabet le grito.- no salgas ahora al pasillo.- Ilargia decidió alejarse de la puerta, busco algo afilado ya que, aun que le habían tratado bien, ella también podía acabar como suponía que había acabado el chico. Se escondió desde un lugar donde podía ver la puerta y estaba cerca de la ventana, encogida contra la pared y con un cuchillo que había encontrado en una repisa, cerca del pecho.

Pasaron algunos minutos hasta que la puerta se abrió, entro Tomas y busco a Ilargia con la mirada, cuando sus ojos se encontraron, el vio el temor en los mil colores de sus ojos.

Le tendió los brazos con una sonrisa.

-No te preocupes, nunca te intentare morder ni te are daño.- ella aun le miraba con recelo, pero se levanto y se fue acercando con cautela.- te lo prometo.- fueron tan sinceros su voz y ojos que le creyó, dejo el cuchillo sobre la repisa y acepto el brazo que le tendía. Salieron al pasillo donde Elizabet les esperaba, allí no quedaba rastro del muchacho, solo una botella que Elizabet agarro y guardo en su habitación con una sonrisa.

-Por si tengo ganas después.- aclaro, se pusieron en marcha.

Ilargia se sintió agradecida por no haber visto el macabro espectáculo mientras caminaban por pasillos y bajaban escaleras.

-Llegamos tarde, ya están todos allí.- dijo Tomas al ver que no había nadie por el resto del castillo.- menos mal que ya estamos, espero no que lleguemos muy tarde- abrió una puerta que había frente a ellos, una enorme puerta de roble negro con yedras de plata surcándola.- justo a tiempo.-

Detrás de la puerta se extendía una enorme sala con suelos de mármol, columnas y arcos de estilo barroco, toda la estancia estaba llena de gente, todos engalanados con trajes antiguos y formales.

En el otro extremo contrario a la puerta por donde entraron un atrio de mármol se elevaba levemente, encima dos asientos también de mármol guardaban dos estatuas, una de cuarzo rosa que representaba a una hermosa mujer y otra de onix de un hombre.

Ilargia se maravillo con la perfección con la que estaban echas las estatuas, cuando desde lejos estaba mirando el rostro de la mujer, esta abrió los ojos.

-Que comience la elección.- dijo una voz que resonó por toda la habitación acallando el murmullo del gentío. La voz provenía de la estatua negra.

1 comentario:

  1. Hola!!!! Wow, cada vez más interesante =D.
    Me encanto el capitulo =).
    Sigue escribiendo así =D.
    Exitos, y cuidate.

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