Bienvenidos!!

Espero que os guste la Historia y que dejeis algun comentario!! Pero sobre todo disfrutar!!

Por cierto dejo la direccion de otro blog..


http://historias-de-cuadrilla.blogspot.com/


miércoles, 30 de junio de 2010

Capitulo 15, Fingida inocencia


Los vampiros entraron dentro del gimnasio sin descalzarse, lo que molesto a Beatriz, que había sacado un muñeco para practicar su puntería con las dagas que escondía entre su ropa.
A la cabeza del pequeño grupo estaba una niña rubia con tirabuzones, Lydia, que a pesar de su pequeño tamaño andaba ya con aires de arrogancia. En el grupo se encontraban vampiros muy influyentes, como Tomas y Elizabet, que iban en el mismo paraguas, pero también había dos figuras con túnicas azules que les cubrían por completo, de pies a cabeza.
Las dos figuras eran magos negros, los que se encargaban de proteger con magia al grupo de vampiros. Si morían o no prestaban la suficiente atención, el resto del grupo ardería por el sol. La idea de matarlos, cosa no muy difícil, se paseo por la mente de Beatriz, pero eso no le gusto mucho, si moría la causante de todo su futuro dolor ahora, también lo harían Elizabet y Tomas, que le gustaban, además de que tenia cierto aprecio por los magos negros. Solo eso la disuadió, por que además estaba la amenaza de que todo el poder de la oscuridad fuera a por ella, matar a un gobernante poderoso, como era Tomas en ese momento, y a una futura reina muy prometedora, no era la mejor forma de sobrevivir en ese mundo. Pero eso no le importaba mucho…

-¿Dónde esta el resto de los Kael?- pregunto una vocecita aguda, Beatriz lanzo una daga al corazón del muñeco, como le irritaba aquella niña, su voz le perforaba los tímpanos y estuvo apunto de lanzarle una daga a ella también, pero se refreno, los magos la hubiesen parado y no hubiese servido para nada, bueno, solo para descubrir el odio que le tenia.

Beatriz se giro hacia el grupo y se inclino.

-Buenos días nobles compañeros de la oscuridad, ¿Qué les trae a este humilde gimnasio?- dijo con amabilidad, siempre había sido buena actriz, hubiese deseado decir “¿Que coño haces aquí desperdicio de la oscuridad?, fuera de mi gimnasio y vuelve a tu cloaca” y acto seguido lanzarle una daga a cada mago para romper la protección y matar a aquella niña del diablo.

-Te he hecho una pregunta- insitito la niña.

-Buenos días a ti también Beatriz, perdona el ímpetu de Lydia, pero es que tiene una sorpresa para vosotros y no quería esperar a dárosla.- Elizabet le dirigió una sonrisa en forma de disculpa a Beatriz.

-Siento decir que el resto de mi grupo, salvo dos compañeros míos, se han ido a una misión de entrenamiento.- Beatriz lo dijo con el tono correcto y no delato el regocijo que había en su interior, este fue en aumento en cuanto Lydia dejo de sonreír.

-Es una verdadera lastima. Pero de todas formas puedo darte tu regalo.- Lydia se acerco a Beatriz saltando de forma inocente y le intento coger una mano.- Deja que te lo ponga.- su voz aguda tenia un tono dulce, pero no podía engañar a Beatriz.

-Preferiría ver que es primero.- para reforzar su autoridad la Kael lanzo una daga mas al muñeco acertando entre las cejas, la niña se asusto poco, pero suficiente para que dejara de intentar ponerle el regalo ella misma, opto por enseñárselo.

Extendió el brazo y de su mano colgó una pequeña pulsera con una piedra blanca y roja en el centro, Beatriz la cogió y sonrió complacida.

-Muchísimas gracias mi señora, siento decir que ahora no me la pondré pues temo romperla en el entrenamiento, la guardare para una ocasión importante.- la niña se mostró algo decepcionada con aquellas palabras, pero mantuvo su actitud amistosa.

-No te entretenemos mas Beatriz, ya nos veremos por el castillo.- Elizabet cogió la mano de Lydia y se la llevo de vuelta a los paraguas junto con el resto del grupo, salieron del gimnasio con paso lento y fúnebre en dirección a el castillo. En cuanto estuvieron lo suficientemente lejos Beatriz descargo toda su furia, lanzo diez dagas, una detrás de otra y las fue clavando, una en el corazón, cinco en el cuello y en fila, una en mitad del pecho, otra en la empuñadura de la que había clavado entre las cejas, y dos en los ojos.

-Buena puntería- dijo una voz de chico, su dueño salio de la oscuridad de una esquina de la sala, el rostro de Beatriz se alegro en cuanto escucho su voz.- ¿Te espero donde siempre, a la hora de siempre?- ella sonrió y asintió. El muchacho se sumergió en la oscuridad y desapareció.

-Hey, ¿Qué querían los importantes vampiritos?- Angelo y Ilargia ya habían vuelto, el le miro interrogante.

-Solo molestar, ¿empezamos con el entrenamiento?- una sonrisa juguetona ilumino su rostro.

martes, 29 de junio de 2010

Capitulo 14, equilibrio...


Después de dejar atrás los jardines y volver al castillo, Angelo llevo a Ilargia a la cocina de la noche anterior.
Cuando entraron la chica con la que Angelo había hablado la noche anterior se les acerco radiante, en las manos llevaba algo.

-La futura señora del castillo se ha acordado de mi cumpleaños.- dijo entusiasmada.- me he dado este collar.- señalo en su cuello la joya, era de corte simple, una piedra blanca que en el centro se volvía roja como la sangre y que colgaba de una cadena plateada.- también me ha dado esto para ti.- enseño a Angelo una pulsera con una piedra parecida.- Es muy detallista, anda ponte lo ya.- y sin esperar un segundo cogió la muñeca de Angelo y le ato la pulsera- ¿Os pongo el desayuno?- una sonrisa radiante iluminaba su cara, aun no sabia lo que sus actos causarían.

-Claro Déla, pero primero os he de presentar, Ilargia mi protegida y Déla, una especie de hermana adoptada mía.-

-Encantada de conocerte.- Déla se acerco y le dio un abrazo a Ilargia, ella se quedo paralizada pero no mucho tiempo y respondió a su abrazo. Cuando por fin se separaron Déla miro a Angelo como si pudiese hablar con la mirada.

Se sentaron en la misma mesa que la noche anterior y desayunaron con tranquilidad.

-Parece maja.- comento Ilargia simplemente por el placer de decir algo.

-Es buena persona, muy ingenua y necesita protección contra casi todos los de este castillo…- le respondió Angelo.

-¿Cómo es que es tu hermana “adoptiva”?- el soltó una pequeña risita y una sonrisa conquisto su boca.

-Yo cuando vivía con los humanos, tenía… una hermana, pero tuve que dejar atrás toda mi vida para poder aprender a controlar lo que soy, Déla, también tuvo que dejar todo atrás para venir aquí, tenia un hermano mayor, los dos necesitábamos a alguien , ella alguien a quien acudir y yo alguien puro al que proteger.-

-¿Por qué esa necesidad de proteger a alguien puro?- pregunto ella con interés.

-Después de todo lo que he hecho, de ha todos los que he matado, proteger algo bueno me hace sentir mejor, como si reparase mi daño, aun que se que es solo una ilusión, ayuda…- Angelo se perdió entre sus fúnebres pensamientos y Ilargia no quiso preguntar mas.

Acabaron y se fueron de nuevo hacia los jardines.
Estaban ya cerca de las construcciones en las que entrenaban los Kael, cuando vieron como un grupo de gente con paraguas negros salían de dentro.




Nota: Ultimamente lo subo mas cortos, pero es que tengo la pereza del verano :D

lunes, 28 de junio de 2010

Capitulo 13, Invisibles...


Todas las personas de la sala estaban de nuevo en el suelo sentadas, salvo Beatriz que miraba con ansiedad hacia la puerta que daba a los jardines.

-¿En que consiste la prueba?- pregunto una chica, Beatriz se giro hacia ellos y los miro uno por uno.

-Creo que todos sabéis la historia de los Kael, pero nunca esta de mas recordar, acomodaros.- se sentó frente a ellos y comenzó a hablar con la voz de un narrador centenario, de uno que sabe que tiene tiempo y de que el tiempo no es nada.- En un principio se creo nuestro grupo con el objetivo de controlar a esos humanos con capacidades especiales, con el don de la muerte en sus manos, no eran seguros para nadie en estado puro, así que el objetivo del grupo era instruir en el control y después ser un simple apoyo para los componentes.
Pero con el tiempo eso cambio, el grupo se fue volviendo mas corrupto, mas codicioso de poder y dinero, al final se transformo en un reclutador de asesinos, que vendían su propia alma al mejor postor, a veces eran guarda espaladas de los poderosos, pero en el momento en el que alguien les pagase mas estarían dispuestos a matar a su protegido.- una risa escapo de la boca de Beatriz.- Esto siguió siendo así hasta hace poco, la situación era insostenible, pues los Kael ya no podíamos confiar los unos en los otros.
Entonces apareció en el grupo una Kael que había estado antes con los magos negros, pero que no había encajado y que se había visto que debía ir con los Kael, ella cambio su visión, les dijo que se habían perdido, que debían volver a sus principios, dejar el oro para los que son mundanos, pero no para ellos.
Ella dijo que tenían otro destino, el de proteger el orden y que si no lo cumplían su don de muerte se les retiraría, solo era una pequeña niña, hablo con los ojos cerrados y luego se durmió en brazos de Morfeo y nunca volvió a despertar.
Los más ancianos vieron que tenia razón y aunque algunos no quisieron el cambio, este se hizo, de simples mercenarios pasamos a ser protectores del orden, por eso cada uno de vosotros protegéis a varios mandatarios de la oscuridad. Pero ahora… tenéis que dejar todas vuestras posiciones y esconderos donde nadie os encuentre nunca, por lo menos hasta que pasen 12 meses.-

-¿Vamos a abandonar a nuestros protegidos un año?- grito una muchacha.-¿Y si alguien ataca en ese tiempo?- la ansiedad dominaba su voz.

-Os aseguro que si os quedáis a su lado y los protegéis, seréis vosotros mismos los que cortéis su vida.- le respondió Beatriz, todos contuvieron la respiración.- Pasaran cosas, pero quiere que no volváis aquí hasta que… pasen 12 meses, aunque dijan que el peligro a pasado, 12 meses recodarlo. Ahora debéis iros de aquí hoy mismo, no le dejáis a nadie donde estáis, ni a vuestros compañeros, coger vuestras cosas sin que os vean, salir de aquí de forma invisible, desaparecer en el con fin mas lejano, ahora ya no tenéis otra misión que la de no existir. Una ultima cosa, no aceptéis nada de nadie, ni de una niña. Ser invisibles.- acabo de decir y se giro, pudo oír el susurro débil de las pisadas, como el viento se llevaba el rastro de todos ellos, cuando se volvió a girar ya no había nadie, estaba sola. Miro hacia los jardines y vio un grupo de personas que se acercaban con paraguas, solo podían ser vampiros.

“Estoy sola ante el peligro, completamente sola” pensó.

martes, 22 de junio de 2010

Capitulo 12, acrobacias en la cuerda floja


Angelo espero a que Ilargia se duchara y vistiera, la muchacha salio de la habitación una hora después de que Angelo la despertara.

-Has tardado mucho, y unos pantalones vaqueros no son lo mas adecuado, cuando lleguemos al gimnasio Beatriz te dará ropa.- Ilargia se sobresalto al oír el nombre de Beatriz, pero supo disimular su nerviosismo. Fueron yendo hacia el lado este del castillo.

-¿Beatriz ya esta allí?- pregunto sin darle mucha importancia.

-Si, lleva allí desde que amaneció, normalmente suele dormir y llega más tarde que el resto, pero se queda más rato y así lo compensa con creces, además suele esforzarse mucho más que el resto. Es buena, supera al resto con diferencia- Angelo esbozo una sonrisa.- si consiguiera ganarla una vez me consideraría invencible. Tal vez es mucho exagerar pero es buena, muy buena.- mientras el decía esto llegaron unos a grandes jardines, en mitad de ellos se alzaban cuatro edificios

El estilo era oriental, lo que hacia desentonar a las construcciones con el conjunto de el castillo.

-¿Quieres ver como pelea?- le pregunto Angelo, ella asintió. Entraron en el edificio más grande y central, se quitaron antes de entrar los zapatos y caminaron por pasillos de papel hasta una gran sala, sobre el suelo de bambú había varias personas, en el centro Beatriz, estaba de pie con las palmas de las manos unidas y los brazos estirados sobre su cabeza. Empezó a mover la parte superior de su cuerpo hacia un lado, el resto de personas que había allí le imitaron.

-Es el movimiento de la media luna, una técnica de yoga.- le susurro Angelo al oído. Ilargia asintió mientras miraba como todos seguían los movimientos de Beatriz.

-Muy bien chicos, ahora vamos a comprobar como atacarías, si preferís en grupo o individualmente, os doy diez minutos para pensar la estrategia, me iré de la habitación y cuando el tiempo pase me sentare en mitad de la sala, entonces podréis empezar a atacar. Hoy os dejo usar armas de verdad.- Entre las personas de la sala se extendió un murmullo de aprobación.- Gana quien consiga que yo sangre.- Beatriz sonrió.

-¿Cuál es la recompensa?- dijo un chico que se acerco demasiado a Beatriz.- Un beso estaría bien, ¿Verdad chicos?- Beatriz le sonrió aun mas, el peligro brillaba en sus ojos.

-Ya veremos, pero yo me quedaría contenta con conservar la cabeza sobre los hombros.- la sonrisa de Beatriz se ensancho mas si se podía y se encamino hacia los dos intrusos.- Ven conmigo, te voy a dar algo mas apropiado.- le dijo a Ilargia, esta la siguió mientras la primera se encaminaba hacia uno de los edificios de afuera, le llevo hasta una habitación con bancos y armarios. Le dio un conjunto blanco de estilo oriental como el que ella llevaba, eran una camisa con bordados en plata y unos pantalones bombachos.

-Tengo que volver ya, pero te espero afuera para que veas la demostración.- le dijo con una sonrisa y salio por la puerta. Ilargia se desvistió y se puso el conjunto a toda velocidad, por nada se perdería algo que prometía ser muy interesante. Salio de la habitación y se fue en compañía de Beatriz, de nuevo a la gran sala de entrenamientos.
Cuando llegaron ella le hizo una señal con la mano para que se quedara en la puerta, se fue hacia el centro de la sala, que ahora estaba despejada y se sentó.
Una ráfaga de puntas metálicas salieron despedidas hacia ella, pero las esquivo saltando hacia arriba y dando una vuelta en el aire, desde ahí lanzo varias puntas también metálica, antes de que tocara de nuevo el suelo se oyó como impactaban y varios gritos salieron de un extremo de la sala. Beatriz miro hacia donde procedían los gritos y sonrió, del lado opuesto a donde habían atacado primero aparecieron cinco personas, todas ellas con enormes espadas y alguna katana. Beatriz comenzó a saltar como un gato montes entre ellos, tocándoles en puntos vulnerables de su cuerpo, con una velocidad casi imposible, todos intentaban moverse pero era inútil, ella se doblaba y retorcía de forma imposible, no podían hacer nada para alcanzarla, las armas cayeron de sus manos y ellos cayeron al suelo.
Beatriz impasible volvió al centro de la sala.

-Solo faltas tu Adrián.- dijo con tranquilidad y una sonrisa dulce en el rostro. Un grito atravesó el aire y una figura blanca cayo desde el techo hacia Beatriz, ella se movió un poco, en el momento en el que ya no podía cambiar el que caía la trayectoria, y el chico que antes había preguntado por el premio se estampo contra el suelo, se quedo inconsciente. – Perdón, también falta Eider.- y se giro con rapidez golpeando a una muchacha que se le había aproximado por detrás en completo silencio. La muchacha salio despedida a causa de un puñetazo que Beatriz le propino en todo el estomago.- He vuelto a ganar. Ahora reuniros todos al centro de nuevo.- dio una patada a Adrián que se despertó sobresaltado.- Ayuda al resto bella durmiente.- y dicho esto se dirigió hacia Ilargia y Angelo, los dos estaban aplaudiendo, para uno aquello era habitual pero para ella era algo espectacular, Beatriz era como una peonza y una gimnasta a la vez, también era tan letal como el mayor de los venenos.

-Te lo dije, es imposible vencerla.- Beatriz le fulmino con la mirada.

-No tanto como tu piensas.- le dijo.- por cierto Angelo, ¿Has llevado a desayunar a Ilargia?- Angelo se golpeo la frente.

-Se me ha olvidado por completo.- cogió un brazo de Ilargia y camino hacia el castillo de nuevo.-Enseguida volvemos.- y desparecieron por el jardín. Beatriz volvió dentro y observo a las personas que había dentro.

-Tengo una prueba para vosotros.- les dijo con una sonrisa.- una muy importante.-

“No dejare que los atrapes Lydia, no van a ser tus peones” pensó Beatriz.

lunes, 21 de junio de 2010

Capitulo 11, Lagrimas en la noche.


Ilargia miro sorprendida como la figura se levantaba y se quitaba de la cabeza la capucha negra.

-¿Qué haces aquí Beatriz?-

-Cierra la puerta.- dijo con voz tajante, al ver que la muchacha no le obedecía se acerco a la puerta y la cerro ella misma, en sus ojos había lagrimas.

-¿Qué te ocurre? ¿Por qué lloras?- le pregunto con ansiedad Ilargia, que aunque conocía poco a Beatriz le tenia ya un gran aprecio. Ella sonrió con tristeza.

-Aun nada- Ilargia se hundió en la inmensa tristeza que destilaban los ojos de Beatriz.

-¿Qué has visto?- le pregunto de nuevo mientras le llevaba a las sillas de la mesa.

-No te puedo decir que he visto con exactitud, pero si que se acercan tiempos difíciles, tiempos tan oscuros que la propia oscuridad se tambaleara con los cambios que van a suceder. Tiempo de muertes y alianzas rotas, tiempo de traición, tiempo de mentiras, tiempo para que las parcas trabajen a destajo.-

-¿No se puede hacer nada para evitarlo? Podemos intentar cambiar lo que viene.- Beatriz comenzó a reírse ante aquellas palabras.

- Esto no es como quien ganara el partido de mañana, esta escrito, pero ni siquiera los que creen saber saben. Todos piensan que pueden dirigir su destino, pero no ahora, no aquí. Ilargia te voy a contar esto solo… por que confió en ti, por que tú vas a ser una de las protagonistas de estos tiempos y yo voy a necesitar tu ayuda. Si no, no destruiría la poca paz que ibas a tener, pero he de contarte…-

-Entonces cuéntame.- le dijo decidida.

-Se suele decir que hay dos partes del mundo donde habitamos que están vetadas a los humanos, la de la oscuridad donde estamos, y la de la luz donde tú has estado. Se suele decir que entre esas dos, que son enemigos naturales hay un pacto no escrito, un pacto de paz, la luz vive a su aire y la oscuridad no intenta dominar todo el mundo. Lo que pocos saben es que hay una tercera, la parte del cielo, pero eso ahora no importa, aunque si dentro de algún tiempo, y es entonces cuando necesitare tu ayuda.- Ilargia hizo amago de preguntar para que pero Beatriz sacudió la cabeza.- Ya lo veras, pero si me ayudas entonces te lo agradeceré siempre, igual que el mundo- la sonrisa triste de Beatriz se ensancho un poco mas.- Ahora viene la parte en la que este equilibrio se va al garete, alguien de la oscuridad, que esta llamada a gobernarnos, según las dos putas piedras que creen saberlo todo, a gobernarnos con mano firme pero buena, no tiene mucha intención de quedarse solo con la parte de la oscuridad y desea todo. El equilibrio esta para algo, por que si no nos autodestruiremos por el poder. No puedo dejar que eso ocurra, pero no tengo todas la piezas, no puedo pararlo, no puedo, y eso me mata, solo puedo facilitar un poco el camino a la época de paz, nada mas que eso…- Beatriz se quedo mirando los ojos de Ilargia.- Tengo tanto miedo del futuro.- dijo y rompió a llorar.
Ilargia le abrazo y así pasaron horas, Beatriz encorvada y llorando, intentando depurar su corazón del dolor de la muerte de sus sueños. Ilargia acariciaba su espalada intentando calmar el llanto de su amiga.

En medio de algún sollozo Ilargia se durmió y Beatriz le llevo a la cama de la habitación, le metió con delicadeza y se sentó en la ventana mirando como la luna se movía por el firmamento, también en algún momento se descolgó de nuevo por la ventana y volvió a su habitación, donde se metió en la cama y durmió.

-¿Cómo has podido? ¿Es que no entiendes lo que supone lo que pretendes? ¿No entiendes lo que pasara?- le gritara a un Kael Beatriz.

-Ya no tengo elección, solo puedo obedecer, pero tu me puedes liberar.- le dirá el con un brillo especial en los ojos.

-No puedo hacer lo que me pides, soy demasiado egoísta.- le responderá ella, pero el le gritara que lo haga, una y otra vez, hasta que al final ella se acercara y le abrazara, le besara la frente y tomara con sus manos su cabeza.

-Gracias.- le dirá el, ella llorara y con un movimiento rápido le romperá el cuello.

Beatriz se despertó sobresaltada con lágrimas en los ojos y el corazón en un puño. Un nuevo día había amanecido en aquel castillo. El sol iluminaba todo y solo los no vampiros estaban despiertos.

Angelo paso por la habitación de Ilargia y llamo a la puerta. Dentro se oyó un el golpe de algo al caer, Ilargia abrió la puerta con rapidez.

-¿Qué se ha caído?- le pregunto Angelo de buen humor.

-Yo de la cama.-

-¿Que hiciste ayer cuando te deje aquí, montaste una fiesta y no me llamaste? Por que aun vas vestida.-

-Dejemos el tema, ¿Qué vamos a hacer hoy?- pregunto ella mientras bostezaba.

-Primero te enseñaremos lo básico para defenderte.- Angelo sonrió.- prepárate para que te machaquemos entera.-

viernes, 18 de junio de 2010

Entrada especial para conmemorar el capitulo 10

Hola!!!!!!!!!
Hoy no subo capitulo por que no tengo tiempo de escribirlo, pero lo que si que os subo son dibujos :D.

Los he echo yo, no son lo mejor pero así podréis ver como veo yo, mas o menos a los personajes.

Aquí Ilargia y Beatriz:


En esta Angelo:


En esta TOmas algo enfadado, :P


EN esta la pequeña Lydia:



Y finalmente mi preferido, Leo y Elizabet, que bonito es el amor:



Espero que os gusten y que no os decepcionen mucho. Besos.

miércoles, 16 de junio de 2010

Capitulo 10, Caidas en picado...





-Elizabet no te lo comas aquí, espera a la habitación.- dijo Beatriz con tranquilidad.

-Déjanos Beatriz, tu problema es que no entiendes de amor, como nunca has estado en ese estado tan maravilloso, que te desinhibe todo control de tu cuerpo.- le respondió Elizabet levantando solo un momento sus labios de los de Leo.

-¿Te refieres a cuando tienes un ataque epiléptico? Es cierto nunca he tenido uno.- sonrió con desdén.- Creo que os dejare a todos, no me gustan los números impares, además tengo un ligero presentimiento de que sobro en esta ecuación- mientras lo decía se levanto y volvió a colocar la capa sobre su cabeza.

-¿No habré herido tus sentimientos?- Elizabet formulo la pregunta con tono de risa, pero en el fondo había una preocupación real por el bienestar de la muchacha, no en vano ella le había salvado muchas veces e incubierto otras tantas.

Beatriz no le contesto y se limito a darse la vuelta y acercase a la ventana, se sentó sobre el alfeizar, levanto una mano y la movió en señal de despedida.
Elizabet se levanto de golpe y corrió hacia la ventana, pero era demasiado tarde, Beatriz ya estaba cayendo al vació, todos se levantaron, Ilargia y Elizabet miraron por la ventana.

-No esta tardando mucho en hacer algo.- dijo Elizabet verdaderamente preocupada.

-A Beatriz le gusta sentir el viento y la emoción de la caída, se moverá en el ultimo segundo, ya lo veras. Solo espera un poco.- le dijo Angelo, pero en su voz se percibía un tono de duda.
Cuando parecía que Beatriz iba a ser comida para gusanos, se movió y cayó de pie sobre una gárgola, como si no hubiesen sido cinco pisos de caída sino un metro.
Levanto la cabeza y miro hacia la ventana, Ilargia adivino que estaba sonriendo.

-Esta chica siempre me asusta, se me olvida que es como un gato para las caídas.- Elizabet volvió a respirar tranquila, y todos salvo Ilargia se volvieron a sentar.

-Pero los Kael son humanos, ¿Cómo es posible que sobreviva a una caída así?- pregunto desde la ventana.

-No somos del todo humanos, si así fuera no sobreviviríamos en este mundo ni un solo minuto, tenemos diferentes facultades que nos hacen especiales.- le explico Angelo, ella le miro y asintió, repentinamente un bostezo acudió a su boca y no pudo reprimirlo- ¿Quieres ir a tu habitación ya?-

-Estaría bien, por cierto ¿Cómo esta Tomas?- Ilargia comprobó como el rostro de los dos Kael se oscurecía cuando nombro a Tomas, pero ni ella ni Elizabet prestaron mucha atención a los dos.

-Esta bien, con el orgullo un poco dolido, lo tiene bien empleado, hay que estar muy loco para enfrentarse a un Kael. Yo le dejaría algún tiempo para que se lamiese las heridas, pero hacerme un favor, no te olvides de el. ¿De acuerdo?- Ilargia asintió y Elizabet sonrió.- Creo que es hora de que todos nos retiremos a nuestro cuartos, es increíble, cada vez que se va Beatriz todos nos vamos.- dijo entre risas, se levanto y cogió el brazo que Leo le tendía.- Hasta mañana.-

Los dos se fueron y solo quedaron Angelo e Ilargia.

-¿Vamos?- le dijo el con una sonrisa en los labios.

-Vamos.- le respondió ella, los dos se levantaron y se dirigieron hacia la puerta, por el camino Angelo se paro y se acerco a una muchacha que había allí.

-¿Esta ya preparada la habitación?- la muchacha asintió.- Por cierto felicidades, ya me han dicho que hoy cumples años, ya sabes que no me acuerdo bien de las fechas- ella comenzó a reírse.

-¿Y que regalo me vas a hacer?- le reto.

-Pequeña, nos vemos mañana. Cuídate.- el se despidió con un beso en la mejilla y volvió al lado de Ilargia.

-Ya tienen tu habitación limpia.- le dijo, Ilargia le sonrió y los dos volvieron por los pasillos llenos de locos. Cuando pasaron de nuevo por el patio el anciano Claudio seguía allí.

-Salve et Vale amici.- su voz como el susurro del tiempo. Los dos pasaron en silencio junto a el.
Ilargia que tenia buena memoria para los lugares, estaba apunto de seguir el mismo camino que a la ida, el camino que llevaba a la gran sala de las estatuas y el mármol.
Pero Angelo se desvió y la llevo a un gran patio en el centro del castillo, el suelo de mármol negro, en un lado del patio había un jardín rodeado por corredores de estilo barroco, en los que uno se podía sentar.
Sobre uno de ellos había una figura negra mirando a la luna.

-Es Beatriz, dejemos la por ahora, a ver si mañana esta de mejor humor.- le aclaro Angelo.

Pasaron aun algunos minutos antes de que llegaran hasta la habitación.
Los dos se detuvieron cuando llegaron, Angelo le dio una llave y le dio las buenas noches. Pero Ilargia tenía una pregunta que hacerle.

-¿Quién era esa chica de la cocina?- esto le pillo por sorpresa a Angelo.

-Mañana te la presento.- le dijo por toda explicación y se marcho.

Ella entro en el cuarto, tanteo la pared buscando algo, tenía el leve recuerdo de que se encontraba unos centímetros más arriba de lo habitual, después de unos segundos encontró el interruptor de la luz.


La lámpara del techo se ilumino mostrando una amplia habitación, en el fondo una gran cama con dosel, a la derecha el piano y una ventana con asientos, a la izquierda una puerta y estanterías repletas de libros, en el centro una mesa redonda con un jarrón y flores rodeada de sillas, y en una silla… una figura con capa negra.

-Has tardado mucho en llegar.- su voz sonaba tranquila.









DEDICADO A LA PETARDA DE NEREA QUE CUMPLE EL VIERNES!!

martes, 15 de junio de 2010

Capitulo 9, Tertulia en la cocina




-Tu agilidad no ha mermado desde la última vez que nos vimos.- dijo la alta figura mientras se acercaba a la mesa.

-Tu puntería tampoco, si no lo hubiese parado la pobre Ilargia ya no estaría con nosotros.- Angelo se levanto y abrazo a la figura, ella le miro con antipatía.- Intentar matar a alguien no es la mejor forma de hacer amistades Leo.-

-Perdóname Ilargia, pero es que estaba comprobando la rapidez de Angelo.- se quito la capucha y dejo al descubierto un pelo rubio y unos ojos verdes como bosques.
Su rostro era armonioso y de facciones agradables. El pelo lo llevaba corto y revuelto.
Se acerco a Ilargia que permanecía sentada, se inclino y le dio dos besos, cada uno por mejilla. – Estaba seguro de que Angelo no dejaría que a una belleza como tu le pasara algo malo.- ella enrojeció.

-Anda Leo, siéntate.- dijo una voz femenina justo por encima de ellos, Ilargia inclino la cabeza hacia atrás y pudo ver como una figura descendía hacia la mesa, la capa negra que parecía ya una plaga, ondeando en el aire, no había espacio suficiente en apariencia para que la figura aterrizara sin romper algo, pero aun así lo hizo.
Poso un pie sobre la mesa y dio una voltereta lateral aterrizando con elegancia sobre el suelo de piedra. Todo eso aun con la capucha sobre la cabeza.

-Tan de sorpresa como siempre, Beatriz.- le dijo Leo mientras se sentaba, ella se quito la capucha y dejo ver un pelo negro como la noche y ondulado como las olas del mar que se extendía hasta sus codos, con un rápido movimiento se sentó a la derecha de Ilargia y delante de Leo.

-Tan desconsiderado como siempre, Leo.- le respondió con desdén, pero en el fondo de su voz se oía un eco de risa. Se volvió hacia Ilargia y la observo con sus ojos marrones.- Encantada de conocerte, reina de la....- Ilargia le miro con curiosidad.

-Beatriz no podemos decir na…- Angelo se callo al ver como la Kael tomaba la mano de Ilargia, un cambio en los ojos de ella sobresalto a todos, sus ojos se velaron y se volvieron blancos, su cuerpo se estremeció, pasaron unos segundos y soltó la mano de Ilargia, sacudió la cabeza y sonrió.

-Aun no es tiempo, se que te sientes perdida, pero así es mejor.- le dijo a Ilargia- por cierto ya me avisaras cuando me necesites- Ilargia le miro con extrañeza.- lo sabrás cuando lo decidas, yo no voy a decirte nada guapa, y ahora come, no quiero tener que llevarte a rastras a tu cuarto cuando te desvanezcas por no comer.- mientras lo decía le metió un trozo de pastel en la boca, Ilargia se lo trajo y comenzó a toser.

-Eres una bruta.- Angelo fulmino con la mirada a Beatriz y ofreció un vaso de agua a Ilargia, que lo bebió con avidez.

-¡Ho!, Angelo, cállate de una vez.- cerro los ojos durante un segundo y volvió a abrirlos.- mucho mejor, ahora ya no te desmayaras, y no, aunque me pongas el cuchillo en el cuello no te voy a decir lo que he visto- dijo fulminando con la mirada a Angelo. -Ya te explique que nunca os diré lo que veo, no cambiare el curso del tiempo tan tontamente, Leo no te voy a decir quien ganara el partido, pero… tengo una corazonada con el equipo de vampiros, tal vez mañana los magos negros se despierten con dolor de cuello.- una sonrisa se extendía por su rostro mientras cogía de un cuenco moras.

-Eres una muy mala persona, pobre Ilargia le estas dejando alucinada.- dijo Leo conteniéndose la risa.- Beatriz tiene algunas premoniciones, que casi nunca nos revela, no te sorprendas si no puedes dar con ella para algún favor- se inclino hacia Ilargia- ahora que no nos oye, ¿no te parece que es poco femenina?-

-Es cierto, tú eres mucho mas femenino que yo, Leo, mañana te pinto las uñas de rosa y te tiño el pelo.-

-Por favor que se ha un tono pálido, sabes que no me queda bien el rosa chicle.- Todos los ocupantes de la mesa estallaron en risas.

La charla fue animada, hablaron sobre el partido del día siguiente y sobre recuerdos de distintas misiones.
Al final Angelo y Leo se pusieron a hacer pulsos sobre la mesa, eso dio tiempo a Ilargia para intentar que sonsacar algo a Beatriz.

Pero antes de que hubiese hablado ella le contesto.

-No, no puedo decirte nada,- le observo con sus grandes ojos marrones, su armoniosa cara mostraba algo de tristeza.- me encantaría, en serio, pero no es tiempo, ni estamos nadie preparados.- se acerco hacia ella y le susurro en el oído- algunos creen saberlo por que se lo han dicho las estatuas, pero ellas han mentido, para protegerte, es mejor que no preguntes a nadie.- Beatriz se separa un poco de ella y le miro con sus ojos, en ellos estaba escrita una advertencia.

-¿Qué susurráis por ahí?- les interrumpió Leo.

-Lo fuertes y guapos que se os ve haciendo pulsos, se nos esta derritiendo el corazón solo con veros.- le respondió Beatriz, acto seguido miro a Ilargia y las dos rompieron a reír.

-Que malas personas que sois, Ilargia te estas volviendo demasiado mala, Beatriz te esta enseñando muy deprisa.- dijo Angelo en broma.

Beatriz le enseño la lengua y todos volvieron a estallar en risas.

Entonces alguien salto sobre Leo, amarándose a su cuello, alguien con el pelo verde.
Los dos Kael no se inmutaron.

martes, 8 de junio de 2010

Capitulo 8, El anciano Claudio




Angelo se llevo a Ilargia fuera de la gran sala, cuando salían por la puerta ella se giro un segundo y descubrió como una yedra envolvía con rapidez a las dos estatuas, maravillada con el color mas verde que nunca había visto se detuvo justo en la puerta.

-No te pares.- no fue Angelo quien hablo sino Tomas que estaba apoyado contra la pared del pasillo.
Angelo movió con delicadeza a Ilargia, comenzó a cerrar las grandes puertas con rapidez, cuando ya casi lo estaban, se pudo oír como algo impactaba clavándose sobre ellas. Las puertas se cerraron del todo guardando las estatuas y sus secretos.

-¿Qué era eso?- Ilargia miro extrañada la puerta, donde se notaban los impactos, pues aquello que estaba clavado estaba cerca de traspasar al pasillo.

-Dardos de yedra verde.- dijo Tomas sin mirar a Ilargia, sus ojos estaban sobre Angelo, los mismos ojos que tiene una cobra antes de atacar.- ¿No se supone que tienes que protegerla de los peligros del castillo? ¿Te parece adecuado dejar que le atraviese un dardo mortal? ¿Además de arrogante también eres estúpido?- exclamo de golpe.

-Es cierto, tengo que protegerle de los peligros de este castillo, empezando por cualquier vampiro, sea quien sea, que intente morderle. Así que…- Angelo hablo tranquilo hasta que su rostro dejo ver toda la ira que poseía contra Tomas- aléjate de ella, o no pasaras de esta noche.-

-Tu no mandas sobre mi, asqueroso Kael, tampoco mandas sobre ella, vamos Ilargia.- dijo cogiendo su mano, pero ella no se movió un apéndice.

-¿A donde?- pregunto con voz ausente.

-A la habitación por supuesto.- le respondió él extrañado.

-Para que le chupes la sangre, y una ¡mierda!, además ya tiene una habitación propia, Ilargia, no le sigas, ni si quiera tiene en cuenta lo que tu necesitas…- Angelo no pudo acabar de hablar por que Tomas salto sobre el como un felino en la caza. Lo empujo contra la pared y estaba apunto de golpearlo cuando Angelo se le adelanto.
No le dio un puñetazo en la cara o cualquier otro clásico golpe de pelea, le dio pequeños toques en diversos puntos del cuerpo.
Entonces Tomas cayo desplomado al suelo aun con un brazo agarrando a la capa de Angelo, este acabo de sacudirse a su oponente con tranquilidad y se aparto de el.
Ilargia que había observado todo, corrió hacia Tomas para intentar ayudarlo, pero Angelo le cogió de un brazo y le retuvo.

-No te preocupes, esta bien, dentro de una hora mas o menos, podrá volver a moverse.- le aclaro con tranquilidad.

-Yo cuidare de el, vete a comer Ilargia.- dijo Elizabet que había aparecido de la nada junto a su hermano. Ilargia asintió y dejo que Angelo le arrastrara hacia la cocina lejos de los vampiros y cerca de la comida que tanto necesita.
Pasaron por pasillos que parecían interminables hasta que llegaron a un pequeño patio abierto. Ilargia observo el cielo, era de noche, una noche oscura como boca de lobo, parecía que alguien hubiese apagado las luces del cielo, aunque el patio estaba iluminado por antorchas, era un patio de piedra con una gran fuente seca en el centro.
Angelo apremio el paso.

-Quis venit? Quis me excitat dum obitus venit?- Dijo una voz muerta que provenía de la fuente, el se paro en seco. Ilargia pudo ver a un anciano sentado en la fuente, con la espalda arqueada como un árbol cuando su copa esta plena de hojas y su tronco no pude soportar el peso.

-Ego veneo cum amica mea. Nos culînam quaerimus.- le respondió Angelo, se giro un poco hacia Ilargia y le susurro al oído- Solo habla Latín, ha preguntado quien venia, quien le despertaba cuando la… muerte viene.-

-¿Tu que le has respondido?-

-Que venia con mi amiga y que buscamos la cocina.- Angelo sonrió y se acerco al anciano.

-Nescio ubi culina est.- dijo el anciano.- Vale Kael et amâtor mea, vale Lunae nova…-

-Vale amicus, Vale es adiós en latín…- le aclaro Angelo.

-Vale.- dijo Ilargia en forma de adiós para el anciano. Volvieron a su camino y Ilargia echo un ultimo vistazo a el anciano que seguía sentado derrotado por los años sin su amor.- ¿Qué es lo ultimo que ha dicho?- pregunto al recordar que había dicho algo mas que adiós.

-Bueno, ha dicho adiós Kael y…- Angelo fue interrumpido por un hombre que salio de una puerta y nada mas verles comenzó a hablar.

-¡¡Ohh!! Gente loca del otro lado del castillo- el hombre vestía con un traje barroco y parecía un actor de teatro sacado de una obra de Shakespeare.

-Mira quien hablo, este es el ala de los locos o de los que quieren dejar que el tiempo les consuma.- le respondió Angelo.

-En realidad no creo que yo se ha el loco, es mas, los locos sois vosotros, que vivís en la muerte y morís en la vida, que os escondéis del reflejo de vuestro ser, yo no soy el loco, yo visto una mascara de locura para poder decir las cuerdas verdades, y que sea esa mascara la que enrojezca cuando le llamen loca, pero tu necia mente solo ve locura y no la cordura. Yo dijo lo que pienso y tú callas lo que bulle en tu interior, tú eres el necio, tú eres el loco…- el hombre comenzó a hablar sin parar, al ver que no los dejaría en paz Angelo agarro la mano de Ilargia y los dos corrieron dejando la hombre con la palabra en la boca.

-Ese era Mercucio, es un charlatán, algún día que estemos de humor para oírle, le iremos a visitar.- Ilargia asintió y sonrió.

Después de un par de pasillos más y de locos más, llegaron a la cocina.
Era una sala amplia donde había unos veinte humanos cocinando, mujeres y hombres por igual.
Angelo hablo con una señora con figura poco esbelta que se les había acercado y consiguió que les dieran una mesa donde comer y como no, mucha comida.
Frutas y pasteles adornaban la mesa donde se sentaron, Ilargia comenzó a devorar un trozo de sandia con ansia de lobo.

-¿Qué era eso que te llamaron Tomas y el anciano? ¿Kael? ¿Qué es?- pregunto con la boca llena.

-Se refieren a lo que soy- Angelo sonrió.

-Se que no eres un vampiro, ¿Pero a que se referían?- ella le devolvió la sonrisa.

-Los Kael son humanos, que nacen con marcas, son destinados a los ejércitos de la oscuridad, instruidos para matar. Por eso soy yo quien te enseñara.-

-Ah… bueno pues me alegro, por cierto no has acabado de contarme lo que ha dicho el anciano.- ella comenzó a atacar un trozo de pastel.

-Es cierto, ha dicho algo extraño, algo así como “adiós amante, luna nueva”. Tal vez te confundió con ella.- dijo mientras tomaba un racimo de uvas.

-¿Ella?-

-El anciano se llama Claudio, en un tiempo fue un poderoso vampiro, pero se enamoro de una muchacha que desapareció misteriosamente, loco por la perdida ha dejado que el tiempo le consuma, lleva siglos sin alimentarse, su sufrimiento es largo puesto que al ser un ser poderoso es mas difícil que muera, pero ahora esta al borde de sus fuerzas.-

-Pobre.- Ilargia se compadecía de Claudio. Pero pronto lo olvido cuando vio como una figura alta se acercaba a su mesa cubierta con la misma capa que Angelo, cuando se giro hacia Angelo, este alargo el brazo y cogió algo en el aire. Ilargia se fijo y vio lo que el había cogido, una daga que provenía de la alta figura negra.
Angelo comenzó a reírse.

Nota: Claudio y Mercucio estan sacados de Mucho ruido y pocas nueces y Romeo y Julieta, :D un pequeño tributo a Shakespeare.

domingo, 6 de junio de 2010

Capitulo 7, perdida...



Ilargia se quedo paralizada mirando aquellos ojos tan hermosos, tenia la certeza de haberse sumergido en los secretos que guardaban, secretos como quien era.
Cuando volvió a respirar, con cuidado de no destruir aquella mágica imagen, el polvo volvió a provocarle un estornudo que asesino la ilusión óptica con rapidez.
Ilargia volvía ha estar en la habitación polvorienta y solitaria.

-Angelo, busca a Ilargia y tráela, pero limpia primero la sangre, no queremos que la devoren por el camino.- ordeno Niger con su voz profunda como la noche.
Angelo bajo del atril, hizo una reverencia hacia las estatuas y salio de la habitación con paso rápido, mientras sacaba de debajo de su capa negra una pequeña brújula y se perdía por los pasillos del castillo.

-Vosotros tres, escucharme bien, no deseamos que nada malo le ocurra a Ilargia, eso incluye beber de ella.- Argenta miro severa a los vampiros que luchaban aun por contener su sed de sangre.- Un solo rasguño y cualquiera, incluido tu Tomas por que aunque seas el nuevo gobernator…-

-Ahora se dice gobernador.- le interrumpió Elizabet.- Mi señora.- añadió con rapidez al ver los ojos encolerizados de Argenta que le fulminaba con la mirada, tras un incomodo silencio la estatua de cuarzo continuo.

-Como decía, cualquier vampiro o ser de la noche puede darse por muerto tras dañarla.-

-¿Serréis vosotros quienes castiguéis? No os debemos despertar si no es importante…- comenzó a hablar Lucas, pero unas sonoras carcajadas de piedras le interrumpieron.
Las dos estatuas rieron durante unos segundos hasta que recuperaron la compostura.

-Nosotros dormiremos hasta la próxima elección. Así esta escrito y así será, no seriamos nosotros los que nos vengaríamos, pero quien se vengaría seria alguien mucho mas poderoso, hijo de los astros, alguien que podría destruiros con una mirada.- le dijo con una gran sonrisa de piedra Niger.

-Que amigos mas influyentes tiene Ilargia, ¿Cuál es el nombre de ese ser?- Elizabet miro con burla e incredulidad a Niger.

-Su nombre no importa, no creo que ella lo recuerde, pero el si la recuerda, yo no me encariñaría mucho, de un modo u otro pronto se ira del castillo, muerta o viva, pero siempre hacia arriba, esperemos que viva por que si no…- Argenta hablaba con tono enigmático, pero Tomas al que no le gustaban los secretos le corto tajante.

-Argenta, ¿cual es su nombre?-

-Ilargia, ¿Qué haces aquí?- le pregunto Angelo que había entrado en la habitación y observaba con ojos de deseo a Ilargia que estaba sentada en el piano.

-¿Cómo se llama esto?- dijo en vez de responder a la pregunta.

-Piano, sirve para tocar música.- le respondió mientras se acercaba a ella- déjame un sitio.- Ilargia se desplazo un poco hacia la izquierda y Angelo se sentó.- se tocar muy poco.- puso los dedos de la mano derecha en las teclas y con el brazo izquierdo rodeo la cintura de Ilargia y la atrajo hacia si, con la mano en el piano toco una melodía lenta mientras miraba a los ojos de Ilargia.- Como he dicho antes, tus ojos pueden iluminar cualquier noche.- dijo con una sonrisa.

-Y tu descaro puede encender cualquier rostro de vergüenza.- le soltó ella mientras se separaba de el, le lanzo una mirada furiosa y puso los dedos en las teclas.
Comenzó a tocar una melodía lenta, la melodía de la habitación iluminada, fue tocando como si siempre lo hubiera echo, como si no hubiese nada mas que el piano y la música, que se volvía rápida o lenta, grave o aguda.
Cuando termino bajo los brazos y se quedo mirando las teclas. Angelo que había enmudecido tardo un poco en volver en si, pues la música lo había hechizado y capturado. Tras un largo silencio Angelo hablo.

-Tengo que llevarte abajo.-

-¿A la misma sala?- Ilargia ni si quiera levanto la mirada de las teclas.

-Si, vamos.- se levanto, le cogió la mano y la llevo fuera de la habitación, de nuevo a la sala. Cuando se encontraban en mitad de un pasillo desierto Angelo se detuvo y saco una toallita de debajo de su manga, limpio la herida y sonrió a Ilargia.

-Es mejor que no huelan tu sangre, les vuelve tan locos como a mí tus ojos.- tenia en la cara una sonrisa arrebatadora.

-Descarado.- le respondió Ilargia aunque ella también llevaba una sonrisa en su rostro.

-Gracias, me gusta que reconozcan mis esfuerzos.-

Continuaron caminando y llegaron a la gran sala de mármol de nuevo, allí les esperaban solo las estatuas.

Argenta sonrió cuando vio llegar a Ilargia.
-Mi estimada Ilargia, ¿Dónde has estado?-

-La he encontrado en la habitación abandonada.- respondió por ella Angelo.

-¿Te gusta esa habitación?- le pregunto Argenta como a una niña pequeña, Ilargia asintió.- entonces, Angelo manda a alguien, desde ahora será la habitación de nuestra querida Ilargia.- Angelo asintió y salio de la habitación.

-¿Sabe quien soy?- Ilargia miro a la estatua con una mezcla de ingenuidad y esperanza.

-Lo se.- una sonrisa pétrea se extendió por el rostro de Argenta.- Pero no es tiempo de que lo sepas.-

-¿Qué quieres decir?- le pregunto con desesperación ella.- llevo viviendo perdida toda mi vida, ¿Por qué ahora que voy a encontrarme no quieres decir me quien soy? ¿Por que deseas que siga viviendo perdida?-

-Ilargia, tranquila, no deseo que vivas perdida, pero prefiero que vivas.- Argenta le miro con cariño, pero solo recibió una mirada fulminante gélida como la nieve, llena de incredulidad.
Justo cuando iba a hablar Ilargia de nuevo, entro Angelo.

-Angelo, tengo una misión importante para ti.- le dijo Niger con una sonrisa negra.- instruirás a Ilargia para que sepa defenderse, además queremos que seas su protector.- las dos estatuas se sentaron en sus tronos y enlazaron sus manos.- estos son nuestros designios hasta que volvamos a despertar.- las estatuas cerraron los ojos.

-¡Esperar! No me habéis dicho quien… soy…- Ilargia miro como los dos se quedaban inmóviles.- ¿Cuándo volverán a despertar?-

-Dentro de un siglo.- un silencio conquisto la sala durante unos minutos que se hicieron eternos.

-Quiero ir a comer algo.- dijo al final Ilargia.

-Claro, vamos a la cocina para humanos.-

viernes, 4 de junio de 2010

Mi imail

ME gustaría que me dijerais si os gusta la historia y que cambiarías.
Bueno para eso os voy a dejar un e-mail: suminiformisi@hotmail.com
Espero que alguien me escriba al menos para saber que me lee.
Besos
Pd: parece que no iba la cuenta por algún problema, ya va.
:D

Capitulo 6, Argenta, Niger y Angelo...




La sala parecía suspendida en el tiempo, todos en silencio observando las estatuas que se habían levantado sobre el atrio.

-¿Dónde esta?- pregunto con voz serena la estatua negra, nadie entendió a quien se refería.

-Mi señor Niger, ¿a quien se refiere?- pregunto una pequeña niña con tirabuzones rubios y un vestido rosa victoriano. Su vocecita aguda resonó por la habitación.

-Mi pequeña Lydia, Niger pregunta por el ser que ha perturbado nuestros dominios tan abruptamente.- le respondió con dulzura la estatua rosa inclinándose ligeramente hacia la niña.

- Gracias por contestarme mi señora Argenta.- la pequeña Lydia hizo una reverencia.
Ilargia que no se había perdido ninguna palabra, había empezado a asustarse, sobretodo por las miradas ansiosas de los que la rodeaban, como si una fuerza les llamase a acercarse a ella…

-¿Dónde esta?- volvió a preguntar Niger con su voz potente. Se acerco a Argenta y le susurro algo al oído, ella se bajo del atrio y comenzó a caminar entre la multitud buscando algo.

Un pasillo se hizo para dejarla pasar, cuando camino junto a Tomas y Elizabet, que escondían con sus cuerpos a Ilargia y mantenían la cabeza bajada, se detuvo y se giro hacia ellos.

-Toni, Lizzy, os importaría apartaros.- lo dijo con una sonrisa en el su rostro de cuarzo y con dulzura, pero había una advertencia en el fondo de su voz.

Ellos se apartaron con lentitud, dejando a Ilargia al descubierto, los ojos de la estatua recorrieron su cara.
Ilargia estaba muerta de miedo, Argenta permaneció tranquila mientras extendía la mano hacia ella.
Miro con recelo la mano, pero se dio cuenta de que no tenía opción, agarro la mano y camino de vuelta al atrio junto a Argenta.
Ilargia podía sentir todos los ojos ansiosos calvados en ella, hubo incluso algunos que extendían la mano, o se inclinaban hacia ella.
Llegaron al atrio donde Argenta soltó su mano y se puso alado de Niger, Ilargia esta junto delante de las dos estatuas.

-¿Cómo has llegado a aquí?- nuevamente aquella voz solemne de Niger. Ilargia estaba apunto de responder cuando alguien hablo por ella.

-A eso puedo responder yo mejor que cualquier otro.- la voz esta justo detrás de Ilargia y era una voz conocida.- si me lo permite su majestad.- la voz se acerco mas, hasta que se coloco a la derecha de Ilargia.

-Tienes permiso para hablar Lucas.- Argenta le sonrió.

-La capture en el valle de las ninfas del agua, de esto hace unos seis días- cuando dijo los días Ilargia se dio cuenta de que estaba hambrienta.- la traje al castillo, por el camino me encontré con un grupo que iba de caza, en el grupo estaba Elizabet, que la compro por cinco litros de sangre y se la llego inmediatamente a el castillo. Así llego.- Lucas bajo la cabeza y se inclino ligeramente hacia Ilargia,- Me alegro de que estés bien, ¿ya tienes…?- Lucas le hablo en susurros, pero alguien le interrumpió mientras hablaba.

-¿Por qué nombre eres conocida?- le pregunto con dulcera Argenta.

-Hasta hace unas horas no tenia nombre…- comenzó a decir Ilargia, pero una risotada aguda le interrumpió.

-¿Cómo no se puede tener nombre?- se carcajeaba Lydia.

-Lydia arias mejor cerrando la boca, pero si no puedes yo mismo te la coseré.- hablo un chico que estaba a un lado del atrio cubierto por una capa negra, su voz tenia un deje de enfado pero parecía como si a el también le hiciera gracia aquello.- Sigue hablando- le ordeno a Ilargia.
- Pero Tomas me dio un nombre.- se detuvo pues se sentía muy asustada, podía sentir los ojos del chico de la capa atravesando su cerebro, y su voz delataba lo asustada que estaba.

Argenta que se dio cuenta, le pregunto a Tomas directamente- ¿Cómo le diste el nombre y cual fue?-

Tomas se acerco pasando por entre la gente y se coloco a la izquierda de Ilargia.- abrí un diccionario de nombre por una pagina cualquiera y elegimos uno al azar, el nombre que salio fue, Ilargia.-
Las dos estatuas se observaron en silencio con ojos cómplices.

-Muy bien, Ilargia quédate a nuestro lado hasta que acabe la elección, lo cual no será mucho rato.- Niger le miro con… ¿admiración?

-Ponte junto a Angelo- dijo Argenta refiriéndose a el chico de la capa negra, Ilargia obedeció y subió al atril y se coloco a izquierda de Angelo, este se quito la capucha y dejo al descubierto un hermoso cabello negro como la noche y unos ojos azules con destellos plateados. Su rostro tenia las facciones perfectas y un tono pálido se extendía por su piel. Sonreía de forma arrebatadora y sensual. Amaró la mano de Ilargia con la suya y la beso.

-Como ya sabes mi nombre es Angelo, y como yo se el tuyo no hace falta mas presentaciones.- Angelo no soltó su mano e Ilargia empezó a ponerse roja, por que aun sentía muchos ojos clavados en ella, sobretodo los de Tomas.-Tienes unos ojos preciosos, estoy seguro de que podrían iluminar la solitaria noche de cualquier hombre afortunado.- Ilargia se sentía por momentos mas cohibida, Angelo comenzó a acariciar su mano y ella intento que le soltara, pero el tenia mas fuerza.
Ilargia podía oír como Argenta y Niger hablaban, después de un rato la sala se fue vaciando, solo quedaron Lucas, Tomas, Elizabet, Argenta y Niger, Angelo seguía con la mano de Ilargia de rehén hasta que:

-Te importaría soltarla.- era la voz de Tomas pero mucho mas fría que de costumbre.

-No te preocupes Toni.- Angelo soltó su mano e Ilargia se alejo y bajo del atrio, estaba completamente roja. Tomas le sonrió y le abrazo.

-¿estas bien?- le pregunto, ella asintió.

-Mi querida Ilargia, ¿podríamos hacer un experimento?- Argenta bajo del atrio y se acerco a Ilargia que se acurrucaba contra Tomas.-Sube al atrio de nuevo y mantente quieta.-
Ilargia sabia que no había mas opción y hizo lo que le mandaron, Angelo se volvió a acercar y le sonrió.- no te preocupes, solo será un corte de nada.- antes de que pudiera entender lo que decía, el volvió a coger su mano y la pincho con algo.
Una pequeña gota de sangre comenzó a formarse y todo sucedió rápido. Los tres vampiros de la sala, Lucas, Tomas y Elizabet se pusieron en posición de ataque y estaban apunto de saltar cuando un destello plateado los ilumino.
Ilargia había desapareció.
-Que interesante.- murmuro Angelo.


Ilargia cayó contra el suelo de una polvorienta habitación golpeándose la cabeza.
Se sentó en el suelo y observo la habitación, de repente su mirada se paro en un piano de color negro.
Se levanto y se acerco al piano, levanto la tapa y una capa de polvo, comenzó a toser, cerro los ojos un momento y los volvió a abrir, estaba en la misma habitación pero… había luz y todo estaba limpio, en el piano una muchacha tocaba, las notas resonaron en las paredes.
La muchacha parecía iluminada por rayos de luna y a su lado se sentaba un muchacho de pelo dorado que daba la espalda a Ilargia.
La música ceso y el muchacho se giro hacia Ilargia mirándola con sus ojos dorados y plateados, tan luminosos como el sol.

Nota: Siento haber tardado tanto, pero entre los examenes, no hay tiempo, disfrutar :D, por cierto te lo vuelvo a dedicar a ti Nere que sigues siendo la unica que me lee.