Bienvenidos!!

Espero que os guste la Historia y que dejeis algun comentario!! Pero sobre todo disfrutar!!

Por cierto dejo la direccion de otro blog..


http://historias-de-cuadrilla.blogspot.com/


martes, 8 de junio de 2010

Capitulo 8, El anciano Claudio




Angelo se llevo a Ilargia fuera de la gran sala, cuando salían por la puerta ella se giro un segundo y descubrió como una yedra envolvía con rapidez a las dos estatuas, maravillada con el color mas verde que nunca había visto se detuvo justo en la puerta.

-No te pares.- no fue Angelo quien hablo sino Tomas que estaba apoyado contra la pared del pasillo.
Angelo movió con delicadeza a Ilargia, comenzó a cerrar las grandes puertas con rapidez, cuando ya casi lo estaban, se pudo oír como algo impactaba clavándose sobre ellas. Las puertas se cerraron del todo guardando las estatuas y sus secretos.

-¿Qué era eso?- Ilargia miro extrañada la puerta, donde se notaban los impactos, pues aquello que estaba clavado estaba cerca de traspasar al pasillo.

-Dardos de yedra verde.- dijo Tomas sin mirar a Ilargia, sus ojos estaban sobre Angelo, los mismos ojos que tiene una cobra antes de atacar.- ¿No se supone que tienes que protegerla de los peligros del castillo? ¿Te parece adecuado dejar que le atraviese un dardo mortal? ¿Además de arrogante también eres estúpido?- exclamo de golpe.

-Es cierto, tengo que protegerle de los peligros de este castillo, empezando por cualquier vampiro, sea quien sea, que intente morderle. Así que…- Angelo hablo tranquilo hasta que su rostro dejo ver toda la ira que poseía contra Tomas- aléjate de ella, o no pasaras de esta noche.-

-Tu no mandas sobre mi, asqueroso Kael, tampoco mandas sobre ella, vamos Ilargia.- dijo cogiendo su mano, pero ella no se movió un apéndice.

-¿A donde?- pregunto con voz ausente.

-A la habitación por supuesto.- le respondió él extrañado.

-Para que le chupes la sangre, y una ¡mierda!, además ya tiene una habitación propia, Ilargia, no le sigas, ni si quiera tiene en cuenta lo que tu necesitas…- Angelo no pudo acabar de hablar por que Tomas salto sobre el como un felino en la caza. Lo empujo contra la pared y estaba apunto de golpearlo cuando Angelo se le adelanto.
No le dio un puñetazo en la cara o cualquier otro clásico golpe de pelea, le dio pequeños toques en diversos puntos del cuerpo.
Entonces Tomas cayo desplomado al suelo aun con un brazo agarrando a la capa de Angelo, este acabo de sacudirse a su oponente con tranquilidad y se aparto de el.
Ilargia que había observado todo, corrió hacia Tomas para intentar ayudarlo, pero Angelo le cogió de un brazo y le retuvo.

-No te preocupes, esta bien, dentro de una hora mas o menos, podrá volver a moverse.- le aclaro con tranquilidad.

-Yo cuidare de el, vete a comer Ilargia.- dijo Elizabet que había aparecido de la nada junto a su hermano. Ilargia asintió y dejo que Angelo le arrastrara hacia la cocina lejos de los vampiros y cerca de la comida que tanto necesita.
Pasaron por pasillos que parecían interminables hasta que llegaron a un pequeño patio abierto. Ilargia observo el cielo, era de noche, una noche oscura como boca de lobo, parecía que alguien hubiese apagado las luces del cielo, aunque el patio estaba iluminado por antorchas, era un patio de piedra con una gran fuente seca en el centro.
Angelo apremio el paso.

-Quis venit? Quis me excitat dum obitus venit?- Dijo una voz muerta que provenía de la fuente, el se paro en seco. Ilargia pudo ver a un anciano sentado en la fuente, con la espalda arqueada como un árbol cuando su copa esta plena de hojas y su tronco no pude soportar el peso.

-Ego veneo cum amica mea. Nos culînam quaerimus.- le respondió Angelo, se giro un poco hacia Ilargia y le susurro al oído- Solo habla Latín, ha preguntado quien venia, quien le despertaba cuando la… muerte viene.-

-¿Tu que le has respondido?-

-Que venia con mi amiga y que buscamos la cocina.- Angelo sonrió y se acerco al anciano.

-Nescio ubi culina est.- dijo el anciano.- Vale Kael et amâtor mea, vale Lunae nova…-

-Vale amicus, Vale es adiós en latín…- le aclaro Angelo.

-Vale.- dijo Ilargia en forma de adiós para el anciano. Volvieron a su camino y Ilargia echo un ultimo vistazo a el anciano que seguía sentado derrotado por los años sin su amor.- ¿Qué es lo ultimo que ha dicho?- pregunto al recordar que había dicho algo mas que adiós.

-Bueno, ha dicho adiós Kael y…- Angelo fue interrumpido por un hombre que salio de una puerta y nada mas verles comenzó a hablar.

-¡¡Ohh!! Gente loca del otro lado del castillo- el hombre vestía con un traje barroco y parecía un actor de teatro sacado de una obra de Shakespeare.

-Mira quien hablo, este es el ala de los locos o de los que quieren dejar que el tiempo les consuma.- le respondió Angelo.

-En realidad no creo que yo se ha el loco, es mas, los locos sois vosotros, que vivís en la muerte y morís en la vida, que os escondéis del reflejo de vuestro ser, yo no soy el loco, yo visto una mascara de locura para poder decir las cuerdas verdades, y que sea esa mascara la que enrojezca cuando le llamen loca, pero tu necia mente solo ve locura y no la cordura. Yo dijo lo que pienso y tú callas lo que bulle en tu interior, tú eres el necio, tú eres el loco…- el hombre comenzó a hablar sin parar, al ver que no los dejaría en paz Angelo agarro la mano de Ilargia y los dos corrieron dejando la hombre con la palabra en la boca.

-Ese era Mercucio, es un charlatán, algún día que estemos de humor para oírle, le iremos a visitar.- Ilargia asintió y sonrió.

Después de un par de pasillos más y de locos más, llegaron a la cocina.
Era una sala amplia donde había unos veinte humanos cocinando, mujeres y hombres por igual.
Angelo hablo con una señora con figura poco esbelta que se les había acercado y consiguió que les dieran una mesa donde comer y como no, mucha comida.
Frutas y pasteles adornaban la mesa donde se sentaron, Ilargia comenzó a devorar un trozo de sandia con ansia de lobo.

-¿Qué era eso que te llamaron Tomas y el anciano? ¿Kael? ¿Qué es?- pregunto con la boca llena.

-Se refieren a lo que soy- Angelo sonrió.

-Se que no eres un vampiro, ¿Pero a que se referían?- ella le devolvió la sonrisa.

-Los Kael son humanos, que nacen con marcas, son destinados a los ejércitos de la oscuridad, instruidos para matar. Por eso soy yo quien te enseñara.-

-Ah… bueno pues me alegro, por cierto no has acabado de contarme lo que ha dicho el anciano.- ella comenzó a atacar un trozo de pastel.

-Es cierto, ha dicho algo extraño, algo así como “adiós amante, luna nueva”. Tal vez te confundió con ella.- dijo mientras tomaba un racimo de uvas.

-¿Ella?-

-El anciano se llama Claudio, en un tiempo fue un poderoso vampiro, pero se enamoro de una muchacha que desapareció misteriosamente, loco por la perdida ha dejado que el tiempo le consuma, lleva siglos sin alimentarse, su sufrimiento es largo puesto que al ser un ser poderoso es mas difícil que muera, pero ahora esta al borde de sus fuerzas.-

-Pobre.- Ilargia se compadecía de Claudio. Pero pronto lo olvido cuando vio como una figura alta se acercaba a su mesa cubierta con la misma capa que Angelo, cuando se giro hacia Angelo, este alargo el brazo y cogió algo en el aire. Ilargia se fijo y vio lo que el había cogido, una daga que provenía de la alta figura negra.
Angelo comenzó a reírse.

Nota: Claudio y Mercucio estan sacados de Mucho ruido y pocas nueces y Romeo y Julieta, :D un pequeño tributo a Shakespeare.

No hay comentarios:

Publicar un comentario